Síndrome de piernas inquietas: Causas, síntomas y tratamientos
20 Ene 2025Si después de un día largo no puedes descansar por una extraña inquietud en tus piernas que te hace cambiar de posición constantemente, puede que tengas el síndrome de piernas inquietas. Esa incomodidad puede parecer inofensiva al principio, pero con el tiempo puede afectar tu descanso y bienestar. Descubre qué hay detrás de esta enfermedad y cómo abordarla para recuperar noches tranquilas.
¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico sensitivo-motor que se caracteriza por la inevitable necesidad de mover las piernas y los pies para calmar una sensación desagradable de malestar y angustia. Por desconocimiento, 9 de cada 10 personas con este trastorno están sin diagnosticar.
Afecta de forma leve al 5-10% de la población, sobre todo a mujeres y personas mayores de 50 años. Suele generar hormigueo, quemazón y espasmos a nivel de los pies y las piernas. Estos síntomas tienden a aliviarse con el movimiento, pero dificultan tanto la conciliación del sueño y la realización de actividades sociales que requieren estar en reposo.
Causas del síndrome de piernas inquietas
Aunque hay casos puntuales (embarazo, falta de hierro, fármacos inapropiados, etc) suele ser un trastorno crónico. El síndrome de piernas inquietas suele darse en dos situaciones:
- Por la noche, antes de dormir, cuando nos tumbamos y relajamos en el sofá tras un día intenso.
- Tras pasar mucho tiempo sentados, por ejemplo, después de trabajar (en aquellos puestos donde estamos las 8 horas sentados) o después/durante un viaje largo, sobre todo en trayectos en avión, que apenas nos movemos durante varias horas de vuelo.
Las causas de este trastorno son:
- Uso de ciertos medicamentos: Sobre todo aquellos que afectan al funcionamiento de la dopamina, sustancia del sistema nervioso cuya función es la regulación del movimiento.
- Déficit de hierro: Los niveles bajos de hierro en el organismo pueden estar relacionados, sobre todo en mujeres embarazadas.
- Factores genéticos: Existe un componente hereditario, especialmente si el síndrome comienza a una edad temprana.
- Enfermedades crónicas: Pacientes que presentan otras patologías como diabetes, Parkinson, enfermedad renal crónica o neuropatías periféricas.
Diagnóstico y cuánto dura
Estos movimientos se pueden controlar durante un corto espacio de tiempo, pero cuanto más los aguantemos y alarguemos, más aumentará la necesidad de moverlos. En la mayoría de los casos, al caminar unos minutos o al echarnos a la cama a dormir, esta sensación desaparece.
El diagnóstico se realiza principalmente a través de un enfoque clínico. Esto significa que, basándose en los síntomas descritos por el paciente, un médico especializado puede establecer el diagnóstico sin necesidad de pruebas adicionales.
Es importante recopilar antecedentes médicos detallados y evaluar los síntomas del paciente. Como complemento al diagnóstico, se puede realizar análisis de sangre para evaluar los niveles de hierro en el organismo, ayudando a identificar posibles deficiencias relacionadas con el síndrome de piernas inquietas.
Tratamiento y prevención
El tratamiento del síndrome de piernas inquietas depende de la gravedad de los síntomas y de las posibles causas subyacentes. Entre las opciones más comunes se encuentran:
- Cambios en el estilo de vida: Incorporar actividad física moderada y evitar el consumo de cafeína, alcohol o tabaco puede reducir los síntomas.
- Suplementos de hierro: En casos de déficit, aumentar los niveles de hierro en el cuerpo puede ser eficaz.
- Fármacos específicos: Medicamentos como los agonistas de la dopamina o anticonvulsivos suelen ser prescritos para casos moderados o graves.
- Terapias complementarias: Técnicas como masajes, baños de agua caliente o ejercicios de estiramiento pueden proporcionar alivio temporal.
Para tratarlo desde casa podemos hacer dos cosas:
- Mover las piernas y pies. No desde el sofá, tenemos que levantarnos y caminar unos minutos. Durante un rato nos sentiremos mejor, pero seguramente la sensación volverá enseguida.
- Ir a la cama a dormir: En la mayoría de ocasiones (salvo en casos más extremos como hemos comentado antes) esta es la mejor solución para evitar los espasmos y calambres. Podemos acompañar el momento de sueño con respiraciones y música relajante.
A nivel podológico no se suele tratar esta patología, será el neurólogo el especialista encargado de su diagnóstico y posterior tratamiento. En Podoactiva podemos ayudarte. Consulta tu clínica Podoactiva más cercana y contáctanos en el 974 231 280 o a través de info@podoactiva.com.