Tibial posterior: Causas, síntomas y tratamiento de esta lesión del pie
02 Dic 2024La lesión tibial posterior es una de las principales causas de dolor en el tobillo y el pie, especialmente en atletas y personas activas. Esta patología puede afectar significativamente la movilidad y la calidad de vida, causando dolor en la parte interna del tobillo y dificultades al caminar o correr.
¿Qué es el tibial posterior?
El tibial posterior es un músculo alargado ubicado junto al poplíteo y los lumbricales en la capa profunda de la pantorrilla. A diferencia de los otros, este músculo se extiende hacia los huesos del pie, permitiendo los movimientos esenciales para la marcha. Asimismo, este músculo es esencial para la estabilidad del pie y la flexión del tobillo.
Se inserta en los huesos del pie, como el navicular, cuneiforme y la base de los metatarsianos. Su función principal es controlar el arco del pie y permitir la flexión y rotación del tobillo. Este músculo, al igual que otros de la zona, es responsable de la flexión plantar, es decir, de mover los dedos hacia abajo, en dirección contraria a la parte superior del pie.
Además, como su tendón se inserta en la región del tarso y metatarso, también desempeña funciones relacionadas con los movimientos de aducción e inversión, que realiza en colaboración con el tibial anterior. Cuando este músculo se lesiona, la movilidad y el rendimiento físico se ven mermados.
Causas de la lesión del tibial posterior
El tendón de este músculo recorre la parte interna del tobillo hasta insertarse en el borde interno del pie, lo que lo convierte en una zona vulnerable a lesiones como la tendinitis. Además, también puede verse afectado por patologías como roturas, contracturas y puntos de gatillo.
- Sobrecarga muscular: Actividades repetitivas, como correr largas distancias o deportes que requieren cambios frecuentes de dirección, pueden provocar una sobrecarga del tibial posterior, lo que aumenta el riesgo de lesión.
- Biomecánica del pie: El pie plano o la pronación excesiva son causas comunes de sobrecarga del tibial posterior. En estos casos, el músculo trabaja más de lo habitual para estabilizar el pie, lo que puede ocasionar daño con el tiempo. La debilidad de otros músculos en la pierna o el pie puede hacer que tenga que soportar una mayor carga, lo que favorece su lesión.
- Esguinces o traumatismos: Golpes o caídas directas en la parte posterior de la pierna también pueden causar una lesión en el tibial posterior, afectando tanto el tendón como el músculo.
Estas lesiones suelen ir acompañadas de dolor, restricciones en el movimiento articular, alteraciones en el arco plantar, hinchazón e incluso hematomas, especialmente cuando son causadas por traumatismos o golpes.
Síntomas de la lesión en el tibial posterior
Los síntomas de una lesión tibial posterior pueden variar según la gravedad de la afección. El dolor suele empeorar con la actividad física, especialmente al caminar o realizar ejercicios que impliquen carga de peso sobre el pie afectado.
La inflamación en la zona interna del tobillo es un indicio de que el tibial posterior está sobrecargado o inflamado. Esta hinchazón puede ser dolorosa y limitar el rango de movimiento. La incapacidad para mantener el arco del pie, una función crucial del tibial posterior, puede generar debilidad y dificultades al caminar o correr de forma normal.
La disfunción del tibial posterior puede desencadenar diversas patologías, como alteraciones en la pisada, pie plano, pronación excesiva o una combinación de ambas. También puede dar lugar a periostitis, tendinopatía y el síndrome del túnel tarsiano. En el caso del pie pronado, el arco plantar interno cede, lo que hace que el peso del cuerpo recaiga sobre la parte interna del pie. Esto provoca que las rodillas se desvíen hacia adentro, generando un valgo de rodilla y una desalineación entre el tobillo, la rodilla y la cadera.
Tratamiento para la lesión
El tratamiento dependerá de la gravedad de la lesión, pero generalmente incluye una combinación de opciones conservadoras y, en casos más graves, intervención quirúrgica. Algunas de las estrategias más efectivas son:
- Reposo o reducción de la actividad: Es la primera medida más conservadora y el objetivo es reducir la distancia corriendo o caminando para comprobar si así el dolor disminuye.
- Plantillas personalizadas: Si está asociada a la biomecánica del pie, unas plantillas personalizadas solucionarán eficazmente la patología corrigiendo alteraciones en la pisada.
- Antiinflamatorios: El uso de medicamentos puede ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
- Intervención quirúrgica: Si el tratamiento conservador no ofrece resultados satisfactorios, la cirugía puede ser necesaria para reparar el tendón o el músculo del tibial posterior.
Ejercicios físicos y estiramientos
Para tratar la insuficiencia del tibial posterior, es importante estirar el peroneo lateral largo, ya que actúa como antagonista en dos de sus funciones. Después de esto, se debe fortalecer el músculo con ejercicios específicos.
Uno de los métodos más efectivos y sencillos para tratar esta condición es utilizar un Bosú, ya que obliga al tobillo a trabajar de forma lateral, activando al tibial posterior. Realizar sentadillas y elevaciones de talón sobre el Bosú es una excelente forma de estimular el músculo y ayudar a su recuperación.
Otro ejercicio consiste en elevar los talones mientras se asegura que los pies estén orientados hacia adentro, es decir, en varo de calcáneo, no en valgo de calcáneo. Para intensificar el trabajo del tibial posterior durante los ejercicios de elevación de talones, se puede utilizar una banda elástica que tire de las piernas hacia adentro, o colocar una pelota de tenis entre los dos talones. Es recomendable realizar hasta tres series de 15 repeticiones, bajando en 3 segundos y subiendo en otros 3 segundos en dos de los tres ejercicios propuestos.
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